Hace unos días estaba leyendo el borrador de un libro y he vuelto a encontrarme con una de las tres palabras que un escritor debería usar siempre con pinzas.
En las obras a revisión suelen repetirse a menudo los mismos errores y, a base de redactar informes de lectura, detecto patrones que llegan a convertirse en artículos o material para mis clases y tutorías.
Bien, pues hoy le ha llegado el turno a estas tres palabras que un narrador coherente no debería utilizar y el porqué de esta prohibición.
Será un post muy, muy breve, aunque antes necesito aclarar lo siguiente:
A lo que me refiero es que el narrador no puede usarlas para contar la historia.
Lo entenderás mejor cuando ponga los ejemplos correspondientes.
Y dicho esto, vamos ya con la…
Palabra #1: indescriptible
Algunos ejemplos:
«Desprendía un indescriptible olor».
«La belleza de aquella puesta de sol era indescriptible».
«Lo que allí sucedió fue indescriptible».
Vamos a ver, alma cándida… si la función del narrador es describir lo que está sucediendo, ¿cómo dices que algo es indescriptible? 🙂
No puede ser de ninguna manera un narrador coherente, ¿no crees?
Este fallo es bastante frecuente, y muy sencillo de solucionar:
«Desprendía un olor indescriptible, entre ácido y oxidado».
Sí, cierto: estás usando la palabra «prohibida», pero al mismo tiempo estás describiendo ese olor —entre ácido y oxidado—, con lo cual «indescriptible» se convierte en un adjetivo, no en un sustantivo. Fácil, ¿verdad?
Por tanto busca siempre la forma de describir lo indescriptible, porque esa, precisamente, es una de las funciones de un contador de historias.
Palabra #2: indefinible
Otra de las funciones del contador de historias es definir lo indefinible. Vamos a ver algunos ejemplos.
«Había una frontera indefinible entre lo que se consideraba bueno y lo que se consideraba malo».
Bien, en este caso lo que el narrador quiere decir es que había una frontera indefinida. En este caso, indefinida significa borrosa, tenue, poco marcada, con sus límites todavía por definir.
No es lo mismo que indefinible: que no puede ser definido, determinado o precisado. El narrador, al contar una historia, está obligado a determinar, definir y precisar todo aquello que sucede.
Y si quiere expresar que algo es, efectivamente, indefinible, está obligado a decir por qué lo es:
«Cuando entraba en una habitación, algo indefinible en ella captaba la atención de todos los presentes»:
POCO RECOMENDABLE.
«Cuando ella entraba en una habitación, el indefinible magnetismo que desprendía captaba la atención de todos los presentes»:
MÁS RECOMENDABLE.
De nuevo, hemos transformado una cualidad por sí misma («algo indefinible en ella»), por una cualidad de su magnetismo («indefinible magnetismo»). Pero todavía es mejor…
«Cuando entraba en una habitación, el indefinible magnetismo que desprendía captaba la atención de todos los presentes. Nadie se explicaba cómo esa anodina mujer, menuda y tímida, con una inteligencia común, era capaz de acaparar toda la atención al instante. Estaba claro que tenía un secreto».
TOTALMENTE RECOMENDABLE.
Es decir, no hemos definido lo indefinible, pero el narrador ha justificado el uso de indefinible en su descripción.
Palabra #3: inenarrable
Esta cae por su propio peso: un narrador que diga que algo es inenarrable, está reconociendo su propia incapacidad narrativa.
«Los horrores que allí tuvieron lugar son inenarrables».
«Su indignación era inenarrable».
Porque otra de las funciones del narrador es justificar a cada momento el mundo que está describiendo, para hacerlo verosímil.
La realidad no necesita justificación, puesto que uno la vive: puede olerla, puede tocarla, puede oírla… uno puede experimentar cómo es desenvolverse en el mundo real.
Pero un mundo que un escritor ha creado a partir de su imaginación debe hacerse creíble, ya que no existe en la realidad y el lector debe hacer un esfuerzo por creerle.
Es lo que se conoce como suspensión temporal de la incredulidad: el pacto que hacen autor y lector para poder entenderse.
El lector participará de la fantasía siempre y cuando el escritor sepa mantener la verosimilitud de su relato. Mientras dragones, elfos y orcos sean creíbles, el lector los aceptará como reales.
Lo mismo pasa con relatos más realistas: si el autor hace que el detective, la mujer fatal y el asesino en serie parezcan reales, el lector aceptará su existencia sin reservas. Es por ese motivo que…
No hay nada inenarrable, indescriptible o indefinible en narrativa,
porque el mismo sentido de narrar implica describir lo indescriptible
y definir lo indefinible.
Por eso, en lugar de decir «Los horrores que allí tuvieron lugar son inenarrables», mejor intenta buscar la manera de transmitir al lector el horror que se vivió allí.
Como ejemplo práctico…
«Todo el mundo evitaba mencionar los horrores que allí tuvieron lugar. Pero a veces una vieja cotilla o un borracho soltaba la lengua y hablaba de doncellas raptadas a las que les hacían cosas… Cosas que obligaban al mismísimo diablo a mirar hacia otro lado».
Sin narrar exactamente lo que sucedió, ni ser explícito o morboso en exceso, estás diciendo mucho, ¿verdad? 😉
¿Te ha ayudado este post a hacer que tu novela o relato sea un poco mejor?
¡Gracias por comentar y compartir!
Excelentes consejos, la verdad es que nunca me había detenido a pensar en que hay ciertas palabras con las que se debe tener cuidado. Estoy tomando un taller literario en mi escuela y a veces el profesor nos recomienda buscar a autores en línea, para aprender de sus escritos.
Recién encontré tu blog y estoy aprendiendo un montón con tus posts, te quiero dar las gracias por compartir estos consejos con quienes vamos empezando en esto de la escritura.
Un saludo desde México.
Muchas gracias Alejandro por tu total dedicación al mundo de la escritura, este hermosa creación de DIOS puesta en el hombre para el deleite de las almas, adentrándonos a mundos únicos y universos variables. La literatura, las letras y sus dimensiones en nuestra mente marca nuestra huella en el cosmo como especie.
Gracias a ti Alejandro por ayudarme en esta hermosa búsqueda y propósito de vida.
Saludos desde Venezuela Amigo… un fuerte abrazo.
Miki.
Me parece que el uso de estos términos, y su efectividad, están sujetos al contexto y a la pericia del narrador. En esta ocasión, los términos presentados me han inducido a pensar intensamente en el estilo del maestro H. P. Lovecraft; con sus entidades indescriptibles, sus fuerzas indefinibles y sus sucesos inenarrables. En sí, creo que semejante trinidad de palabras debe ser usada de forma simple, más no simplista. Con simple, me refiero a no que no sirve hacer una descripción detallada para luego para luego utilizar una de estos calificativos; pues quedaría sobrando, y por tanto sería mejor suprimirla, como en el estilo de Stephen King. Y con simplista, me refiero a no utilizarlo por la simple comodidad, cuando hay otros medios más adecuados para expresar lo que se quiere dar a entender.
No queda otra cosa que rendirse ante estos tres inefables ejemplos… Aunque, ahora que lo veo, es inefable que no fueran cuatro. (:
No es mi intención meterme, sólo quiero señalar un punto
La RAE define magnetismo como el “poder de atracción del imán sobre el hierro”. El atractivo que alguien o algo ejerce sobre otras cosas o personas, es la última de sus acepciones. De modo que, a la asociación de Soulxphantom, no le veo lo risible. Habría qué preguntar cuántas personas lo interpretan de la misma manera.
A final de cuentas, la finalidad de nuestro texto es ser leído, por ello es importante recordar que la misma palabra, independiente de su contexto, puede ser interpretada de diferentes maneras o evocar cosas distintas en las personas y esto es totalmente válido también.
Saludos.
Kalopsia, gracias por puntualizar. Que el magnetismo personal sea la última de las acepciones de magnetismo es lo de menos. Ni siquiera sabía que estaba recogida en el diccionario, fíjate. Yo la había utilizado en el ejemplo (por Dios, es un ejemplo, no la Gran Novela Americana) como una metáfora. Definición de metáfora: Figura retórica de pensamiento por medio de la cual una realidad o concepto se expresan por medio de una realidad o concepto diferentes con los que lo representado guarda cierta relación de semejanza. Si un lector (y no digamos una persona interesada en escribir) no pilla una metáfora tan evidente es porque necesita leer más literatura de calidad. Y al final resulta que no era ni siquiera una metáfora porque está contemplada la definición de atractivo personal en magnetismo. Pero insisto: el tema del post no es este y no quiero invertir más tiempo en debatir estos detalles. Gracias por dejar tu opinión, un saludo.
Magnetismo y atracción van de la mano en la literatura reciente. Tan es así que todos damos por hecho que son sinónimos. Hice una búsqueda rápida en Google y me dio lo siguiente:
Magnetismo. Imantación, inducción; atracción, hechizo, fascinación.
Si escribo: “Javier tenía un magnetismo innegable sobre Sofía”, quiero pensar que todos deducirán que Sofía encontraba a Javier irresistible.
Maestros buen apunte y si creo que en literatura todo es narrable y descriptible, escribir es como pintar, toca trazar finas lineas para mostrar el rostro, combinar colores primarios para mostrar todo con la máxima definición y los más finos detalles que mostraran lo mas veras del cuadro a describir. Lo difícil es dejar de detallar y terminar la obra en una total perfección, eso trato de aprender y aprovecho la oportunidad de dar gracias por las notas que me forman en este infinito oficio.
Gracias por dar tu opinión, Edgar. También me gustaría señalar que, a veces, tanto en literatura como en pintura o artes escénicas, expresa más lo que no se dice o lo que no se muestra que muchas explicaciones. Como señalo muchas veces, las normas están para saltárselas en beneficio del arte y de la verdad. Aunque para poder saltárselas, primero es imprescindible conocerlas. ¡Un saludo!
Exacto, María, la cuestión es justo esa: las palabras son herramientas que nos ayudan a construir nuestra narrativa. El empleo de las palabras, su colocación, el concepto y el contexto, la sonoridad… todo es importante y todo ello es parte del estilo único de cada autor. Gracias por leer y comentar, un abrazo…
“Pero allí había algo peor que la locura, algo mucho, mucho peor. Era como si en aquellos bosques hubiera un imán y él sintiera su magnetismo en una parte de su cerebro. Y le atraía hacia el lugar al que Louis llevaba a Rachel.”
Cementerio de animales. Stephen King.
Creo que es responsabilidad de cualquiera que escriba para el público, utilizar palabras de uso poco corriente. El buen escritor las planta como semillas pequeñas, camufladas entre la hierba. Las palabras son nuestras herramientas y hay un diccionario entero de ellas, ¿por qué no usarlas todas? Sólo hay que tener habilidad para incrustarlas en los textos como pequeñas perlas.
No son palabras que utilice muy a menudo, cierto es. Pero las tendré en cuenta durante la fase de revisión de mi novela.
¡Nos vemos!
Gracias por pasarte y comentar, Carlos. Solo ten en cuenta la forma en que las utilizas… ¿las empleas para ahorrarte el trabajo de describir, definir o narrar? Ese es el quid de la cuestión, como se suele decir 😉 Saludos.
Wow, esto es inesperado. He leído la mayoría de los post del blog y me han parecido muy acertados, pero en esta ocasión no concorde con ninguno de los puntos mencionados. Lo digo como lectora, las palabras como “Indefinible” tiene un efecto en el lector que provoca buscar una repuesta generando una lluvia de ideas instantánea, lo considero una manera indirecta de interacción de un lector hacia un relato. Te hace sentir parte de él.
Este tipo de palabras no me parecen un error, de serlo no existirían. Creo que como editor que eres deberías mostrar cierta flexibilidad para estos conceptos, me parecen un poco más cotidianos y como lectora más fáciles de digerir.
Como ejemplo, en el punto numero dos:
“Cuando entraba en una habitación, algo indefinible en ella captaba la atención de todos los presentes”
Me parece totalmente entendible y fácil de digerir, la imagen inmediata es una chica entrando a una habitación y gente volteando a verla, no más, no menos. Continúo con la lectura.
«Cuando ella entraba en una habitación, el indefinible magnetismo que desprendía captaba la atención de todos los presentes»
Vale se entiende, pero sabrás que palabras como magnetismo no las usas cotidianamente y al mencionarla mi primera reacción fue reírme porque imagine un imán, es una imagen mental inmediata por el contexto más usual en que se usa esa palabra.
«Cuando entraba en una habitación, el indefinible magnetismo que desprendía captaba la atención de todos los presentes. Nadie se explicaba cómo esa anodina mujer, menuda y tímida, con una inteligencia común, era capaz de acaparar toda la atención al instante. Estaba claro que tenía un secreto».
Aquí me parece más rebuscado, anodina es una palabra que nunca he usado en mi vida y si me preguntas, no sé qué significa, menuda tampoco es una palabra habitual. Cuando leo un texto y no comprendo muchas de las palabras pierdo totalmente el interés de la lectura, porque tampoco pretendo cargarme un diccionario cada que voy a leer un libro. Además creo que yo ajustaría el texto a “anodina, menuda y tímida mujer” o “mujer anodina, menuda y tímida” es más fluido. Un libro debería ser dirigido a un público general no solo a personas con alto conocimiento en vocabulario, por cosas como estas a mucha gente le da flojera leer.
Repito, para un lector común es mejor dar fluidez al escrito para que sea más fácil de procesar, claro, en un momento de clímax me parece más recomendable el ser muy descriptivo, que es el momento en el que tienes al lector con el suspenso en la punta de la lengua devorando palabra tras palabra deseoso de leer la conclusión. Antes de ese momento no considero muy buena idea el ofrecer una lectura pesada, tiene que ser un aperitivo.
Hola, Soulxphantom, hay varios puntos que me gustaría repasar. Primero, estas palabras no son ningún error, tal como digo varias veces. El fallo es emplearlas para que el narrador no haga su trabajo, que es narrar y describir. A veces, incluso empleadas de esa forma, tampoco será incorrecto. En literatura no hay normas infranqueables, siempre que las transgresiones estén justificadas. Claro que soy flexible… cuando puedo serlo.
Más: porque una palabra no sea de uso cotidiano no es motivo para no emplearla. Estoy de acuerdo en no ser rebuscado y pomposo, pero vaya… reírse de la palabra «magnetismo» asociada a la atracción personal porque te recuerda a un imán… perdona, pero a mí lo que me da risa es precisamente esto 😀
Respecto a las correcciones que haces sobre el estilo de los ejemplos, poco que decir. Creo que tenemos criterios muy diferentes sobre lo que es y no es un texto fluido, y también de lo que es «un alto contenido en vocabulario», pero no es el tema del post.
Nunca dije que estas palabras no deben usarse, sino que deben usarse con coherencia y tacto. Ese sí es el sentido de esta entrada. Lo demás, cuestión de gustos, tal vez, y sobre gustos ya se sabe.
Gracias por pasarte y comentar, ¡un abrazo!
Exacto, estoy de acuerdo con Alejandro. El texto no es más fluido al poner los tres adjetivos seguidos. Todo lo contrario. Y al final todo acaba en mostrar más que contar, que es lo que hace Alejandro en el último ejemplo.