Si quieres ser escritor o escritora, es probable que a veces tengas dudas sobre cómo escribir correctamente. ¿Hasta qué punto necesitas dominar la gramática?
Mucha gente que sabe leer y escribir puede juntar palabras para componer un texto, incluso una narración.
Muchas personas pueden distinguir a simple vista la madera de roble de la de pino.
Pero no por diferenciar la madera se es carpintero, ni por saber juntar algunas palabras con gracia se es escritor.
Hoy quiero ofrecerte algunas claves prácticas para ayudarte a comprender mejor el uso de una pieza esencial para todo escritor: la oración.
Al final te daré la solución definitiva para encontrar tu propio estilo literario pero, primero, un poquito de teoría siempre viene bien 🙂
Cuatro apuntes rápidos sobre la oración
Una oración es el fragmento más pequeño de información hablada o escrita capaz de comunicar una idea.
Está formada por:
- Sujeto: quién realiza una acción
- Predicado: qué acción se realiza
La acción se expresa mediante un verbo.
La condición básica de toda oración es que sujeto y predicado deben concordar en persona y número.
Hasta aquí es todo muy básico y doy por hecho que dominas esta parte del idioma castellano.
Según los verbos que forman una oración, las oraciones se dividen en dos grupos principales:
- Oración simple: formada por un único verbo.
- Oración compuesta: formada por varios verbos. Cada una de las oraciones que la componen se denomina proposición.
Hasta aquí todo bien ¿verdad? Pues ahora agárrate, que llegan curvas…
Según la relación entre sus proposiciones, las oraciones compuestas pueden ser:
- Coordinadas: sus proposiciones son independientes aunque no pueden excluirse semánticamente una de otra.
Las oraciones coordinadas se distinguen como…
Copulativas. Disyuntivas. Distributivas. Explicativas. Adversativas. Consecutivas.
- Subordinadas: una de las proposiciones depende sintácticamente de la otra, a la que se llama principal.
Se distinguen en…
Adverbiales. Sustantivas. Adjetivas.
Y todavía hay más clases de oraciones: según el tipo de verbo, según la actitud del hablante, según la forma del sujeto o su estructura…
Seguro que te suena de algo si digo oración transitiva o intransitiva, oración copulativa, exclamativa, interrogativa, reflexiva…
Incluso hay oraciones que no contienen verbo y se denominan averbiales.
Te sonarán de la escuela si tienes estudios básicos.
Si no, o por si quieres refrescar la memoria, en este enlace encontrarás buena información sobre gramática española.
La pregunta del millón es:
¿Debe un escritor ser un erudito también como lingüista?
Mi opinión es que no.
Por supuesto es una opinión personal y sujeta a debate, como todo en esta web.
Te recomiendo profundizar en cualquier tema de cultura general pero, si vas a escribir, concéntrate en los relacionados con gramática, ortografía y léxico .
¡Faltaría más! Porque…
un escritor está obligado a dominar a fondo su idioma.
Es obligatorio que un corrector conozca a fondo las normas lingüísticas.
Pero no es imprescindible para un narrador conocer esto con todo detalle.
Porque aquí de lo que se trata es de explicar historias.
La narrativa consiste en transmitir una idea utilizando personajes y situaciones. Punto.Haz click para twittearPuede ser una idea muy simple introducida en una historia complicada, o una idea compleja expresada en una historia sencilla.
Pero ambas estructuras tienen algo en común: las oraciones que comuniquen ese mensaje deben ser entendidas e interpretadas por el receptor del mensaje.
Con esto quiero decir que si necesitas explicar que…
«Caperucita camina por el atajo del bosque para llegar antes a casa de su abuelita».
No es necesario decir…
«Caperucita deambula por el camino más ligero, bosque a través, con el excelso fin de arribar presta y solícita a la morada de su dulce abuelita».
Basta con decir…
«Caperucita camina por el atajo del bosque para llegar antes a casa de su abuelita».
Ten en cuenta que cuantas menos florituras utilices para expresar acciones sencillas, más sencillas resultarán de comprender.
Y cuantas menos florituras e ingenios utilices para expresar
ideas complejas ¡más sencillas resultarán de comprender!
Siempre que puedas —y si no puedes deberías buscar la manera de poder—, sigue esta máxima:
- Una idea sencilla = una oración sencilla.
- Una idea compleja = ¡una oración sencilla!
¿Cómo elegir, pues, la frase idónea?
No existe el tipo de oración ideal para cada ocasión.
Dependerá en todo momento de la historia que estés contando y de otros muchos factores: el punto de vista, el tono, el estilo, la situación…
Lo que sí puedo hacer es ofrecerte algunos consejos básicos sobre cómo escribir correctamente y construir tus frases de la manera más coherente posible.
Aparte de buscar siempre la forma más sencilla de decir algo, te recomiendo:
Es decir, en lugar de…
«El coche fue conducido a toda velocidad por Beatriz».
Di:
«Beatriz condujo el coche a toda velocidad».
Procura que el sujeto de la oración sea el que lleve el peso de la acción: no le trates como un mero complemento.
¿Ves la diferencia?
En un caso el personaje está. En el otro, hace.
La narrativa es acción, verbo. Por tanto, que los personajes actúen y tengan siempre un papel activo en la historia.
la puntuación y la extensión del párrafo.
Un párrafo largo y repleto de frases subordinadas, mezclando conceptos diferentes y en la cual suceden muchas cosas a la vez, con profusión de conjunciones y comas, puede imprimir un ritmo trepidante o dar una imagen atropellada y caótica de una situación, como por ejemplo como hablan los niños, sin freno, o las señoras mayores que se sienten solas y no tienen con quien hablar y cuando te paran en el rellano de la escalera hablan y hablan y hablan hasta que llega un momento que ya ni las oyes… pero a la historia le puede convenir, porque lo que digas y cómo lo digas siempre está al servicio de la narración, nunca a la inversa.
Un párrafo corto con frases cortas será distante. Seco. Cortante.
Puede ralentizar el tiempo. Marcar pausas. Imprimir misterio. Miedo. Frialdad.
Como latidos de un corazón que se acelera poco a poco. Acelerándose hasta convertirse en una loca carrera para escapar de la muerte, desesperada, dinámica, cargada de tensión.
¿Te das cuenta de lo que he hecho?
La puntuación, las conjunciones, la elección de las palabras, la construcción coordinada o subordinada dan mucho juego.
Son la respiración de tu texto… la respiración
que quieres provocar en el lector que te lee.
Al principio y mientras no tengas una gran práctica con la escritura, es mejor escribir frases cortas y precisas que frases subordinadas largas y complejas.
Entiéndeme: no hay una manera mejor que otra de construir las frases. Pero sí es aconsejable que respetes una coherencia, para que tus textos transmitan unidad.
De lo contrario puede parecer una mezcla de conceptos más o menos relacionados entre sí, que ora se cuentan de una manera, ora de otra.
Evitarás esto con relativa facilidad cuando seas capaz de encontrar tu propio estilo literario. Ya queda menos para conocer la solución definitiva, quiero mostrarte primero…
Cómo escribir correctamente: ideas prácticas
- Aprende mucho vocabulario, pero utiliza el léxico que conoces, dominas y empleas a diario: no quieras parecer más culto de lo que eres en verdad.
- Recuerda que escribir bien no siempre es escribir bonito, sino escribir de forma precisa para expresar lo que deseas expresar.
- Deja fluir tus ideas y escribe sobre la marcha, sin detenerte a corregir. Fluye con tu escritura cuando estés creando, ya cambiarás los errores a la hora de la revisión.
- Busca lo sencillo, lo que ayude a expresar tus ideas de la forma más clara y precisa sin recargar demasiado las frases.
- Reinventa la gramática para expresarte si es necesario: conoce sus normas para poder romperlas.
- Sé fiel a tu estilo cuando lo encuentres y cíñete a él. No pares hasta dar con la manera de decir algo como tú quieres decirlo.
- Lee mucho y fíjate en la manera de escribir de los autores que resuenan en ti: escribe textos imitando su estilo al tiempo que buscas decirlo a tu manera. La mezcla te sorprenderá.
- Escribe mucho y a todas horas. Toma notas de todo aquello que te llame la atención y remueva emociones en ti. Allí está el germen de las grandes ideas, haz que fructifique.
- Y no te canses de corregir. Por mucho que fluyas a la hora de crear, tu texto siempre necesitará una corrección más, nunca lo dudes.
Con todos estos consejos, espero ayudarte a conseguir un estilo más propio y depurado.
Que no te condicione el tener una cultura pobre, una mala ortografía o poco dominio de la gramática a la hora de escribir. Ese es trabajo para los correctores.
El trabajo del escritor es contar historias. Si bien es bueno dominar a fondo la expresión escrita, su misión es que dichas historias funcionen y transmitan algo.
Y para eso, uno tiene que conectar con su propia esencia narrativa. El resultado de esta profunda conexión será descubrir el propio estilo literario.
Ahora sí, vas a conocer la solución definitiva para lograrlo.
¿Qué es el estilo literario y cómo encontrarlo?
La definición de estilo literario es muy sencilla: es la manera personal y exclusiva que tiene cada escritor de plasmar sus ideas.
Es decir, la forma de narrar y escribir de cada uno.
Los lectores avezados pueden distinguir textos de sus autores favoritos solo por la manera en que están escritos.
El estilo de José Saramago es muy diferente al de Xavier Velasco o al de Javier Cercas.
Las palabras que eligen, la forma en cómo estructuran sus historias, los temas de los que hablan, los mensajes que transmiten…
Tampoco es complicado saber cómo encontrar ese estilo propio, que es único para cada escritor.
El método es tan simple como escribir mucho y hacerlo siendo honesto con uno mismo, con lo que uno desea expresar, sin condicionantes externos o limitaciones autoimpuestas.
En menos palabras…
no ahogar ni impostar la propia voz, ni corromper
el mensaje que quieres transmitir.
Ahora bien, es sencillo de llevar a la práctica… pero no tanto de lograr.
¿Por qué?
Pues porque somos seres humanos y estamos condicionados por multitud de factores, algunos conscientes y otros inconscientes.
Ser honesto con uno mismo —verdaderamente honesto, con todas las consecuencias— es cuestión de enfrentarse a los propios temores y fantasmas personales.
Conocerse uno mismo a fondo, a menudo significa descubrir que tenemos al enemigo en casa.
Pero esa es la solución definitiva: conócete a ti mismo, a ti misma. Es la única forma de conectar con la propia esencia literaria y dar con un estilo único y personal.
Es decir, si no te conoces en profundidad ¿cómo esperas expresar lo que eres y tu visión del mundo? ¿Tiene sentido?
Pues si crees que todo esto tiene sentido, puedes ver mucho más en el curso GRATUITO de iniciación a la narrativa en este enlace:
CÓMO ESCRIBIR HISTORIAS QUE ATRAPEN A TUS LECTORES
¡Gracias por compartir, es solo un click!
hoy descubrí este blog, me gusta la simpleza que tiene para explicar. yo tengo una frase y quiero que lo vean si esta bien expresada.
Querías, aprender ahora podes. esa es la frase.
gracias
Roberto Goni
¿Haz publicado alguna novela de ficcion? me gustaria ver alguna! excelente post!
Si todo va bien, este año publico el primer libro de ficción, de los cinco que tengo “en el horno” desde hace años, Max. Un saludo, gracias por pasarte y comentar!
Gracias. Me has transmitido la idea y te lo agradezco. Un abrazo.
Un libro debe dejarte algo, producirte intriga, dudas o convicciones. No se trata solamente de herramientas literarias, doy como ejemplo el primer libro que me llegó al alma, Los tres primeros libros que me hicieron leer en la escuela primaria fueron Platero y yo de Juan Ramón Jimenez, El sí de las niñas de Moratín y Mi planta de naranja lima de José Mauro de Vasconcelos. Si bien con el tiempo reconocí la calidad de los escritores Jimenez y Moratín, como niño que era quedé impresionado con Vasconcelos y dicho escritor era autodidacta. Yo se que hay muchos jóvenes que tienen ganas de escribir y temas que narrar, pero temen a su falta de conocimiento técnico sobre la escritura y sobre todo la sintaxis. No teman, anímense escribir es sentarse en un escritorio, cerrar los ojos y esperar que el Angel de la escritura aparezca y te guie la mano. Los errores se corrigen, para ello están los técnicos los correctrores. Cuando la inspiración golpee tu puerta no tengas miedo de abrírsela escribe y sigue escribiendo y ama profundamente lo que hagas, no lo llenes de flores ni de pomposas rimas. Tampoco tengas miedo de enviar tu narración a un concurso por tu inseguridad, podrás no ser elegido en muchas pero alguna vez el “Angel de la escritura” te acompañará.
Hola Jorge Edurado. Estoy de acuerdo contigo hasta cierto punto. Pero, sinceramente, es un debate que no tiene fin y ya me cansa, porque hay tantos argumentos a favor como en contra de las técnicas narrativas y todos son válidos. Mi postura es a favor de la técnica por una muy sencilla razón: leo basura casi a diario de escritores que repudian las técnicas narrativas porque «interfieren» en su creatividad. Es una cuestión puramente lógica. Es decir, si estos autores no necesitan la técnica narrativa o un estilo depurado de escritura ¿por qué lo que escriben es tan penoso? Por supuesto, respeto la otra opción.
Ojo, no me refiero a escritores que necesiten pulir algunos aspectos de su literatura antes de publicar, porque eso es casi natural y forma parte del proceso lógico editorial. Me refiero a autores que ya han publicado su obra, que corre libremente por el mundo con el orgulloso sello de «a mí no me van las escuelas de escritura y escribo según me nace». Te garantizo que por cada Juan Ramón Jiménez hay 10 escritores malos que autopublican porque se creen Proust o John Kennedy Toole. En cambio, tengo alumnos que han escrito obras más que dignas de leerse, que cualquier editor estaría orgulloso de publicar.
Es por eso que estoy a favor de que los escritores aprendan el oficio de escribir, con sus técnicas, trucos, recursos, herramientas y habilidades que desarrollar. Ojalá algún día lea una obra maestra —¡demonios, me conformo con un buen libro!— de un autor todavía no publicado que jamás haya pisado taller literario o leído libro de técnicas de escritura alguno. De momento, sigo esperando.
Aunque es cierto, Jorge Eduardo: yo también creo en ese ángel de la escritura. Pero también creo que no se arrima a cualquiera. Gracias por pasarte y comentar, un abrazo!
Una gran labor y muy encomiable con su dedicación a aclarar el camino a que podamos expresarnos.
Un saludo
Enrique
excelente desde que lo leí este articulo comencé a estudiar y practicar todo esto, pero tengo un problema, he visto que en algunos libros utilizan las comillas latinas o angulares para expresar algún sonido como: «topitopitopi» y no sé si yo pudiera hacer lo mismo y no he encontrado un ejemplo así en la red ¿me podrías ayudar? Gracias
Señor Quintana. Primero que nada le agradezco mucho por haber gastado de su valioso tiempo en hacer esta publicación, lleva unos cuantos años desde que la hizo así que es muy probable que ya no esté atento a los comentarios que se hagan en ella, sin embargo, no puedo evitar querer agradecerle ya que me ha sido de gran utilidad. Yo traduzco libros que —obviamente— no están traducidos al español por ser trabajos amateurs, muchas veces les tengo que hacer correcciones debido a que no son trabajos muy pulidos, pero igual lo valen. Esta publicación me dio varios consejos a la hora de formar unas cuantas oraciones que la verdad me causaban muchos problemas; tiendo a formar oraciones demasiado complejas, siendo innecesarias y difíciles de comprender para el lector. Por segunda vez, le vuelvo a agradecer. Muchas gracias por esta gran lección.
Manuel Martínez
Me alegro de haber encontrado tu pagina y leerla es de gran ayuda, sobre todo para mi que hace cincuenta años que deje la escuela (imagínate los estudios de entonces) en cuatro años he escrito diez libros y me tengo que fiar de los correctores, mis novelas gustan, tengo pruebas de ello, pero reconozco tener muchas faltas aunque las voy corrigiendo poco a poco, siete de mis libros están en varios e Brooks. gracias por tus consejos.
Gracias a ti por recibirlos con mente abierta, Manel. También por pasarte y comentar. Recibe un cordial saludo y sigue cosechando éxitos con tu obra.
Hola Alejandro. Decirte que es mi primera entrada y quisiera preguntarte cómo puedo “medir” la paginación de mi texto para que tenga un tamaño decente a efectos de publicación, o si existe algún modo de saber cuándo debo poner fin a mi relato. Tengo el bosquejo hecho y sé, por lo tanto, las ideas que voy a desarrollar, pero no estoy muy seguro de cómo debo finalizar.
Gracias anticipadas y encantado de saludarte.
Hola Amílcar, ante todo gracias por pasarte y comentar. Lo que comentas es una pregunta bastante frecuente, pero en realidad no tiene una respuesta que pueda darte con una cifra o dato exacto. Un relato o novela dura lo que debe durar, ni una página de más o de menos 🙂 Da igual que hayas escrito una novela de 900 páginas si la historia requiere 900 páginas para ser contada. Y lo mismo con un relato de dos páginas. El problema de verdad viene cuando se ha contado en 900 páginas lo que se puede contar en dos… y se ha contado en dos lo que necesita 900. Tal vez en este otro post encuentres una respuesta más precisa: Escribir un cuento: ¿cuántas páginas debe tener un relato y cuántas una novela? Y desde luego, en el curso que has empezado recientemente profundizamos también en cuestiones como esta 😉 Un saludo ¡y bienvenido a la tribu!
Me gustan mucho tus artículos, estoy escribiendo un libro pero en ocasiones se me complica por el poco tiempo que tengo. Me han servido mucho tus artículos y me gustaría hacerte ciertas preguntas. Si tuvieras el tiempo mi correo es alimajordan@hotmail.com
Como puedo utilizar este conocimiento para publicidad. Estoy estudiando comunicación por mi cuenta desde Internet. Gracias
Mario, en esta parte de mi actividad me dedico a la escritura de ficción y a orientar a escritores que desean perfeccionar su narrativa. También dedico buena parte de mi tiempo a la escritura publicitaria y tengo algún buen material para profesionales, pero prefiero hablarlo en privado, ok? 🙂 Te escribo un email para darte información sobre esto que tal vez te ayude en tu formación autodidacta. Un saludo, muchas gracias por pasarte y comentar!
muchas gracias. Estoy comenzando y me bienen de maravilla tus post.
Me alegro, Arnold… gracias por pasarte! Saludos…
Excelente articulo para futuros escritores.-
Gracias Jacqueline, un saludo!
Gracias, es muy importante considerar estos puntos básicos, me parece.
Gracias también a ti por pasarte y comentar, Fernanda. Un saludo!
Cuanto más escribes, más corrijes. Cuanto más corrijes, más dudas surgen. Cuantas más dudas, más consultas. Cuantas más consultas, más aprendes. Cuanto más vas sabiendo, más consciente eres de lo que te falta por saber, y te exiges un poco más. Un no parar…
Y la lectura, ese mundo infinito, un no acabar.
Pero, como dices, se pueden contar historias sin (casi) conocimientos académicos, como siempre se ha hecho, aunque si eres un narrador nato respetarás tanto las palabras que ya te habrás encargado de domarlas, por la cuenta que te trae.
Lola lleva razón: hay mínimos (la ortografía, la sintaxis). Sobre florituras, basta leer a Alejo Carpentier para comprender que un estilo puede ser barroco y tener calidad, pero digo barroco, no cursi o relamido. De todas formas, esos adornos se caen por su propia ingravidez, con el tiempo y las revisiones.
Confieso que estudio gramática, repaso verbos y me obsesiono con la sintaxis, porque cuanto más escribo…, y también por estar sola enderezando renglones torcidos.
Un abrazo (ando ocupada en la reescritura de la novela, por eso no doy señales).
Hola Laura, tienes mucha razón. La clave de un buen estilo literario es la corrección hasta el cansancio. Claro que un escritor debe dominar la gramática, la ortografía, la sintaxis… cuanto más, mejor.
El problema viene (y yo lo compruebo casi a diario) es cuando el autor dedica sus esfuerzos a que su texto quede bien, antes de que quede comprensible. Se estudia mucho la lengua, pero menos la narrativa.
Por otro lado ¿qué sería de la bonita profesión de corrector? 🙂 Son tantas las normas al escribir, que pueden condicionar la escritura… aunque parezca paradójico. Para mí, cada vez son más necesarios los correctores. Son la mano derecha del escritor independiente, sin duda.
Un saludo ¡y mucho ánimo con esas revisiones!
Muy buenos consejos.
Pero te discutiría un par de puntos: en mi opinión un escritor no necesita ser un erudito en gramática, pero sí dominar lo más básico, como la ortografía y la sintaxis. No se puede esperar que un corrector te haga el trabajo, porque te puedo decir con conocimiento de causa que si un texto llega a una editorial o una agencia literaria con faltas de ortografía no pasa ni la primera criba.
Es lógico. Si no sabes conducir no puedes participar en una carrera de coches.
Y en cuanto a las florituras, pues depende del estilo del autor, de la forma en que te nazca expresarte. La literatura en definitiva es un arte y lo más bonito que tiene para un artista es poder jugar con las palabras, experimentar. Eso sí, siempre que el resultado sea comprensible.
Lola, un honor tener a una escritora de tu talla comentando en mi blog… por supuesto, estoy de acuerdo en lo que dices. Un escritor tiene el deber de dominar al máximo la herramienta con la que trabaja. Lo que defiendo en el post es que más vale invertir tiempo y esfuerzo en contar bien la historia que hacerlo en su “estética“. Muy cierto lo que dices sobre la ortografía, incluso recomiendo hacer revisar el texto antes de enviarlo a ningún lado. Siempre tendrá mas probabilidades si está bien pulido a todos los niveles; además, si no lo aceptan, estará listo para su autopublicación o para presentar a concursos de alto nivel 😉 Nada que decir tampoco sobre las florituras. Las normas son para romperlas, siempre y cuando se conozcan a la perfección. Muchas gracias por pasarte y comentar, Lola, estás en tu casa.