Consejos para la revisión de textos literarios hay muchos, y por mucho que te hayan dicho por ahí…
Tú escribe y no te pares: ya corregirás después, en la revisión.
Yo sé, porque lo sé, que de vez en cuando vuelves atrás, lees desde algún punto y cambias cosas.
Bueno, no pasa nada, es casi inevitable. Son pecadillos sin importancia.
Has terminado tu novela —a pesar de todo— y estás muy orgulloso… pero hablemos claro: lo que has terminado es el primer borrador de tu novela.
Tu novela dista mucho de estar terminada.
Poner el punto final a una novela es sólo el principio, en todos los sentidos.
Los pecados gordos de verdad vienen ahora, en la injustamente temida fase de la revisión de textos literarios. Algunas de las muchas dudas que te pueden asaltar son:
- ¿Cómo encaro con una actitud correcta la fase de corregir mi primer borrador?
- ¿Qué pasos tengo que dar para corregir sin leer millones de veces el borrador?
- ¿Cuándo sé que he terminado de revisar y cómo reconozco ese momento?
Me gustaría mostrarte cómo afrontar esta fase e incluso me gustaría que la vieras como la parte más creativa de todo el proceso de escritura.
Dominar la técnica de la revisión de textos literarios con los pasos que te mostraré, te ayudará a presentar tus textos a un editor o a un agente y a no quedar como un principiante.
Tuitéalo:
Pasos para corregir tu novela y no quedar como un principiante... aunque lo seas.Haz click para twittearPero vamos paso a paso, que para eso hay cuatro. Te presento el…
Paso #1: el ZEN de la revisión de textos literarios
Has colocado el punto final y te espera una larga tarea por delante.
La revisión de textos literarios puede ser una tortura o todo lo contrario. Puede ser la mejor parte de escribir:
La revisión es la parte donde nuestro borrador
se convierte en LITERATURA.
Ya sé que estás impaciente por ponerte a revisar, cambiar frases, hacer borrones, anotar al margen y añadir montones de cosas que te has dejado en el tintero.
Pues no te aconsejo que ahora, en caliente, hagas nada de todo eso.
Las prisas no son buenas para tu libro. Respira hondo, dale un beso de buenas noches a tu manuscrito y guárdalo en un cajón.
Necesita descansar de ti y tú necesitas descansar de él. Porque…
La falta de perspectiva puede hacerte percibir lo que has escrito como una maravilla o como una basura, pero ninguna de las dos valoraciones es cierta… casi nunca.
Estar sumergido en el proceso creativo impide ver tanto los defectos como las virtudes de la propia obra.
A este fenómeno se le conoce como CEGUERA DE AUTOR.
Por eso, aunque jamás conseguirás leer tus propios textos como un lector objetivo, necesitas poner la máxima distancia entre el borrador y tú.
¿Cuánto tiempo? Dependerá de cada caso particular, pero no menos de diez días… ni tampoco más de treinta.
Aunque no vas a estar esos diez días de vacaciones 😉
Respira hondo, aclara tu mente y toma nota del material que vas a necesitar:
Escribir una novela se asemeja a esculpir una estatua: el artista primero forma una idea en su cabeza.
Después dibuja un boceto de bastas líneas.
Después elige un bloque de mármol apropiado y comienza a darle forma.
Los cortes son al principio poco delicados, llenos de aristas y bordes mellados; poco a poco, golpe a golpe, a base de cincel y martillo, el escultor da forma a su idea, cada vez más reconocible.
¿Se trata de una forma humana? ¿Una mujer? ¿Una mujer que porta un cántaro? Así, llega un momento en que la idea se hace presente y el artista, en lugar de modelar una figura, lo que hace es quitar el sobrante de mármol a su alrededor.
Y una vez se percibe a esa mujer semidesnuda, que llena de agua una jofaina para asearse, al escultor todavía le queda pulir los pequeños detalles. Estos pequeños detalles son los que hacen, de una bella obra, una obra maestra: redondear las aristas, alisar los cantos mellados, dibujar los pliegues del camisón, la imperfección de los pechos, el cabello revuelto… es ese mimo el que marca la diferencia.
Piensa en ello, piensa detenidamente…
Ese borrador es la materialización de una idea y deberás darle forma durante la revisión.
En esta serie de artículos te explicaré
- cómo dar las cinceladas
- cómo quitar el mármol sobrante
- cómo redondear las aristas
- cómo esculpir los pliegues.
Empieza por tomar conciencia de lo que significa afrontar la revisión de textos literarios.
Tú sabes —más o menos— qué cambios vas a realizar en tu texto. Tienes en la cabeza al menos dos o tres puntos débiles detectados.
Apunta en una libreta lo que ya tienes previsto retocar y lo nuevo que se te vaya ocurriendo.
Por mucho que necesites distanciarte de tu texto no vas a poder desconectar del todo, así que aprovecha las ideas que te asalten y apúntalas.
El día que abras el cajón para dedicarte por fin a revisar, es un gran día: es equiparable al día que comenzaste a escribir la historia que ahora vas a esculpir.
No hay prisa, afróntalo con serenidad, ten paciencia.
Consulta tu libreta de notas y respira hondo porque comienza una aventura alucinante.
Corrección de novelas al estilo “hazlo tú mismo” en 4 pasos
Siguiente paso:
EL CRÍTICO INTERNO EN LIBERTAD VIGILADA
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No sé cómo di con tu blog, pero desde hoy, estoy suscrita. Que belleza leerte y más aprenderte.
Terminé la primer parte de una novela que pensé en tres partes. Con la idea de que cada parte funcione por sí misma (como una saga). Instintivamente cuando la terminé me dije ‘ahora dejemos pasar unos días’. Leyendo tu blog me (te) pregunto ¿sigo con la segunda parte antes de ponerme a corregir, aunque los personajes y la historia estén relacionados, o es preferible trabajar en otros textos completamente diferentes?
Mientras tanto, lo que sí voy a seguir es leyendo el resto de los post relacionados (y el blog se queda en Pocket).
Saludos!
Hola, LS, muchas gracias por pasarte y participar, me alegro de que el artículo te haya sido útil 🙂 En tu caso, yo lo que haría es seguir con la segunda parte de la saga, porque conviene mantenerse conectado a los personajes y situaciones. Seguir con ello te dará claves interesantes cuando comiences a revisar la primera parte, estoy seguro. Tu trilogía ganará en coherencia y cohesión si te mantienes enfocado en ella hasta finalizarla. Y, si en algún momento te cansas, siempre puedes tomar un respiro escribiendo otras cosas. Mucho éxito, y gracias también por seguir el blog, ¡un abrazo!
Excelente nota. Corrijo un texto después de varios años. ¡Cómo ha cambiado mi redacción! Por lo que en ocasiones anoto más de lo que suprimo…
Es bueno que reposen los manuscritos, para que después sea visto con ojos críticos y comenzar a
escribir de nuevo.
Una nota de gran ayuda, para tener siempre en cuenta. A mí personalmente se me dificulta la corrección de mi borrador porque es un libro de poemas. Un día le agrego un signo de exclamación y al otro día se lo quito. Hace meses que lo tengo en el cajón. Supongo que uno de estos días lo vuelvo a analizar más tranquila. Gracias por tus conejitos Besos!
De nada K@ry, un placer tenerte por aquí. La poesía en algunos aspectos es más libre… pero en otros sigue unas normas aún más estrictas que la narrativa. Para mí, el género más difícil de todos, con diferencia. Yo no me atrevo con ella, creo que sería un pésimo poeta. Gracias por comentar, bienvenida a la tribu! 🙂
Estupendo artículo, espero ansiosa los siguientes. Me ha costado ponerlo en práctica, dicen que soy impaciente e impetuosa, pero estoy en ello. Saludos.
Yashira, cada uno es como es 🙂 Si a ti te funciona mejor el método de ponerte a corregir nada más terminar ¡adelante! Puede que tu estilo necesite de esa impaciencia y ese ímpetu para ganar fuerza… no hay fórmulas mágicas ni verdades absolutas. Como siempre digo, cada maestrillo va con su librillo 😉 Un abrazo, bienvenida y gracias por compartir!
Considero muy interesante el artículo, espero continuar disfrutando de estas lecturas enriquecedoras.
Eso espero también, Andrés. Gracias por comentar, un abrazo.
Excelente articulo. Esperaremos con ansias para engullirnos el paso dos.
Así como tu lo dices REVISAR la obra es la parte más hermosa pero a la vez mas delicada porque en ese revisar, muchas veces agregamos de mas no les parece? jajajajaja
Lugo Oswaldo, mucha razón… si en una revisión estás añadiendo más que lo que suprimes, no es buena señal del todo. Un saludo, gracias por el comment 🙂
Estoy intrigada e impaciente por leer el siguiente capítulo…
No sabes lo útil que me resulta este consejo… las revisiones suelen ser una tortura para mí, porque nunca lo veo perfecto. Cada vez que leo algo siempre acabo cambiando cosas. Nunca sé cuando darlo por terminado. ¡Deseando estoy de ver el segundo paso!
Muy de acuerdo con el post, al que sólo añadiría una cosita.
En mi opinión no conviene dejar los borradores demasiado tiempo guardados. Quince días como mínimo, eso sí, pero como máximo… también habría que poner un plazo. El límite variará en función del autor, su madurez, sus fines para la obra, etc. Pero me da la impresión que dejar en un cajón el borrador más de 3-6 meses puede conllevar efectos no deseados a priori. Si el autor está en plena evolución, es posible que haya cambiado demasiado desde que empezó a escribir el borrador hasta que termina las revisiones. Es una cuestión de identidad y de no perder la esencia de lo que se quiso escribir en un principio. Y por otra parte, el coste de retomar un trabajo después de un tiempo excesivo también puede ser excesivo si se ha estado trabajando en muchos otros textos y se ha perdido demasiado el norte del borrador.
Ojo: esta es la opinión de un aficionado abierto a escuchar (leer) todo lo que se aporte. No quiero yo enmendar la plana a nadie.
Un saludo y gracias por compartir estos consejos.
Jajaja, Juanico, es una buena opinión, gracias por compartir. Es cierto lo que comentas, depende de la persona cuánto tiempo debe dejar en reposo el texto… no menos de diez días ni más de treinta, en mi opinión. Pero siempre dejar claro que es orientativo, en éste y en muchos otros aspectos… cada maestrillo va con su librillo. ¡Un saludo!